Situado en el suroeste de Europa, en la intersección de Alemania, Austria y Suiza. El lago de Constanza es una zona maravillosa con una hermosa naturaleza, interesantes lugares de interés histórico y una gran variedad de acontecimientos culturales que explorar. El lago es el tercero más grande de Europa Central. Con su especial situación transfronteriza y las múltiples actividades que se pueden realizar. [...]
Situado en el suroeste de Europa, en la intersección de Alemania, Austria y Suiza. El lago de Constanza es una zona maravillosa con una hermosa naturaleza, interesantes lugares de interés histórico y una gran variedad de acontecimientos culturales que explorar. El lago es el tercero más grande de Europa Central. Por su especial situación transfronteriza y las múltiples actividades que se pueden realizar. Es un destino de viaje perfecto para quienes buscan relajación, aventura e inspiración.
Además de la belleza natural, uno de los aspectos más singulares y notables del lago de Constanza es su ubicación. Limita con Alemania, Austria y Suiza. Es decir, que los tres países tienen fronteras en el lago o junto a él. Esto es un hecho interesante en sí mismo, pero los senderos a lo largo del lago son sencillamente impresionantes. En Alemania, la ciudad de Constanza, que le da nombre, es de visita obligada, pues en ella puedes explorar pequeñas calles medievales y lugares de interés. Bregenz es la pintoresca ciudad lacustre de Austria, y San Gall es el equivalente suizo.
Los tres países fronterizos hablan una variedad de la lengua alemana, y en alemán, el lago Constanza se llama Bodensee. Ambas versiones del nombre, la inglesa y la alemana, son bastante antiguas y tienen sus raíces en la versión latina del nombre. El nombre alemán probablemente tiene su origen en el término latino lacum Potamicum, que se utilizaba en el año 840 d.C. En 1087 d.C., se registró por primera vez el nombre bodemse, que es bastante similar a Bodensee. El nombre alternativo, lago de Constanza, surgió tras el Concilio de Constanza de 1418 d.C., cuando la ciudad adquirió mayor importancia en el mundo europeo medieval.
En total, el lago alberga diez pequeñas islas. Todas ellas tienen su propio encanto y una larga historia, pero destacan tres. Mainau, Reichenau y Lindau: Son las tres más grandes e importantes. La mayor es Reichenau, y es conocida por su Monasterio, Patrimonio Mundial de la UNESCO. Mainau es una isla de flores: toda la isla es literalmente un jardín de flores. Las flores florecen en todos los colores imaginables y forman espectaculares esculturas. Lindau es una pequeña ciudad-isla histórica que merece la pena visitar para pasear por su encantador casco antiguo y ver su famoso puerto.
El propio lago tiene aguas cristalinas y, dependiendo de la dirección de la vista, está rodeado de viñedos, colinas o los majestuosos picos alpinos. La zona ofrece algo para todos: es perfecta para quienes gustan de los deportes acuáticos como la vela, la natación o el esquí acuático. Igual que para los que prefieren estar en tierra. La famosa ruta ciclista que rodea el lago es sobre todo, pero no sólo, un punto culminante para los aficionados al ciclismo. Pero incluso si quieres tomártelo con calma, puedes simplemente relajarte en uno de los hermosos lugares junto al lago y disfrutar de las vistas.